Escaparate

Te arreglas el pelo, las palabras, la sonrisa. Ensayas frente al espejo como quieres ser visto. Pones registro de espectáculo para mostrar que sientes y padeces, que te cansa la vida tan injusta, que tu grito es potencia en su estado más puro, que tu risa es la lluvia vibrando contra el suelo.

Tus altos y tus bajos. Ropa de andar por casa. Descuidado diseño. Estudias desaliño entreabriendo ventanas. Te  mudas cada tanto a la calle más céntrica y agarras tu cabeza sorprendiendo miradas.

Y así la vida entera tan larga se va haciendo que ya no tiene gracia. Y así sumando horas de puro maquillaje se te olvidó que dentro significa otra cosa, que detrás de la chapa y la pintura hay un nadie cediéndote la piel, solar de construcciones que se quedó en maqueta.

El precio no se sabe, presumes que no existe. En el puño cerrado escondes la etiqueta, pero un día lo aflojas cegado por la ira de unos ojos distintos que observan la tramoya, que te abren la puerta como si fuera el viento, el ignorante viento que no estudia distancias, que no calcula enfoques ni fundidos de luz en su justo momento.

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